ROSE VALLAND: LA MUJER QUE DIO SU VIDA POR EL ARTE

Rose Valland fue la conservadora del Jeu de Paume en París durante la ocupación nazi. Amante del arte como era no soportaba ver cómo los alemanes procedían al expolio de las obras de arte más importantes de Occidente.

Tímida y modesta, ayudó antes de la ocupación a sus compañeros para reubicar las obras de arte del Louvre, y lo hicieron justo a tiempo.

Aprovechando que el Jeu de Paume estaba vacío, los alemanes dedicaron ese espacio para clasificar las distintas obras que robaban, despidieron a todo el personal que trabajaba allí excepto a Rose. Pensaron que no sabía hablar alemán, además, qué daño podía causar una señora callada y discreta como ella.

Presenciaba indignada cómo saqueaban la cultura de otros países y sabía que esto era tan perjudicial como robar la vida de los habitantes de estos lugares, por lo que decidió convertirse en espía. Empezó a documentar el origen de las obras para intentar devolverlas en un futuro. Todos y cada uno de los días que duró la ocupación fue a trabajar rodeada de enemigos y continuó su labor día y noche evitando a toda costa que la descubrieran.

Un día, mientras intentaba descifrar una etiqueta, no se fijó en que estaba siendo observada por un oficial alemán, que le dijo que sería fusilada si se descubría que era espía, más quedó en nada esta pequeña bronca. Los nazis necesitaban que se ocupase del edificio, así que dejaron que se quedara.

Siguió con su labor de espionaje hasta que, en el verano de 1944, cambiaron las tornas de la guerra: los alemanes estaban empezando a perder, los aliados habían tomado Normandía y estaban de camino a París. Los nazis empezaron a empaquetar frenéticamente todo el arte para llevarlo a Alemania en un tren francés. Entre estos objetos estaban algunas de las pinturas más valiosas del arte occidental y ella sabía que, si aquel tren salía de Francia, podrían no recuperarlas nunca.

Sabía que tenía que detener aquello aunque le costase la vida. Con la resistencia, provocaron el descarrilamiento de varias locomotoras impidiendo así la huida alemana. En agosto de ese año, sabotearon una de las salidas más importantes de París, cercana a Le Bourget. Prácticamente todos los trenes que salían de la capital francesa estaban allí descarrilados. Con la confusión, los alemanes no pudieron huir.

Días después, los aliados liberaron París y se devolvieron las obras de arte. En ese año acabó la guerra, pero no el trabajo de Valland, que durante los diez años posteriores, con un grupo de hombres formó la Commission de récupération artistique para devolver todas las obras de arte robadas gracias al anterior trabajo de esta.

Toda una heroína que trabajo por su patria y por el arte, y gracias a ella podemos ver las obras expuestas en en el museo del Louvre

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