CAOS Y COSMOS
Todo pasa por algo, eso dicen algunos. Otros prefieren alegar que las cosas pasan sin una razón aparente. Pasen por algo o no, los hechos ocurren y suceden, de eso no hay duda. La vida como causa y consecuencia, la vida como cascadas de acción-reacción. El universo como un objeto de estudio se muestra interesante por su naturaleza desconocida. Esta fascinación nace por ser más allá de un objeto de estudio, un concepto vital al que recurrir buscando el principio de TODO. El ser humano plantea siempre la misma pregunta: ¿por qué?
La vida tal vez se nos simplificaría si la respuesta a dicha pregunta convergiese en un fenómeno único, finito y puntual. Sin embargo, todos sabemos que las respuestas no son, en muchas ocasiones, ni simples ni sencillas. La tarea de buscarlas, se dificulta a medida que vamos aumentando la magnitud del objeto de estudio. Pasamos de estudiar el porqué del florecer de los árboles en primavera a estudiar nuestro propio origen, o incluso el del mismísimo Señor Universo.
Esta vez me quiero centrar en cómo empezó el complejo fenómeno que me hace estar aquí escribiendo sobre él: la vida. Este es un término ambiguo en todos los sentidos y aunque pueda parecer absurdo, existen verdaderos debates hoy en día sobre sus límites. Aquí, no podría no hacer referencia a Dios como creador. La teología es la encargada de estudiar el conjunto de conocimientos acerca de Dios. Por desgracia, no soy ninguna teóloga y este debate sería muy interesante, pero quizás para otra ocasión. Ahora mismo, me interesa llevar esta pequeña incógnita a un plano más científico. Te presento un concepto físico, a mi parecer fascinante.
Seguramente, (si algún experto en física está leyendo esto, lo siento) esta explicación tenga enormes carencias, pero me voy a permitir saltarme por encima algunas cosas. La palabra «entropía» describe lo que hace el conjunto de todo lo que tiene existencia física con el flujo de energía, desde un punto de vista termodinámico. Es decir, el comportamiento del universo en cuanto al «movimiento» de la energía. Partiendo de esta base, podemos ahora reescribir el concepto de la vida como consecuencia de una energía. Los humanos nos empeñamos en seguir un orden en absolutamente todo. Vivimos día a día nadando entre normas de todo tipo. Aquel individuo que por algún motivo decide salirse de este esquema establecido será considerado como un loco. Pero ¿qué tendrá que ver esto con la entropía? Pues querido lector, puede que la física nos esté diciendo que no todo es lo que parece y que, tal vez, de alguna forma maravillosa, en el universo esté inscrita la locura.
Volvamos al concepto de entropía, esta vez como magnitud que indica el grado de desorden molecular de un sistema. Caos señores, nada más que caos. Estamos hablando de que en las leyes físicas donde todo parece estar perfectamente ordenado, hay lugar para un poquito de libertad. Piensa en tu habitación como sistema. Siempre tiende de alguna manera misteriosa a amontonar la ropa en una silla, a tener la cama desecha y el escritorio sin recoger. Puede que simplemente esté intentando encajar en este universo caótico a través de la entropía, ¿no crees?…
No sé si os habréis dado cuenta, pero, a lo mejor, la vida ha sido un tropiezo del universo al dejar todo manga por hombro. A veces me paro a admirar la belleza de cómo sin quererlo, posee siempre esa tendencia repentina de descolocar todo lo que integra. La energía se disipa al igual que las ideas en mi mente y las olas en el mar. Las fuerzas del universo hacen que todo fluya de una manera fantástica. Parece ficción pura y dura.
El origen del universo se escapa del entendimiento humano ya que reconocemos el origen como la primera causa y esto conlleva la inexistencia de algo anterior. Su expansión dará lugar a un todo ulterior infinito. Pero, sinceramente, no hace nada más que liarla: amontonar materia, disipar calor, deshacer planetas, apagar estrellas… ¿encender la vida? ¿Es acaso la vida un accidente físico-químico de una trama de vorágines cósmicas y flujos de energías interplanetarias? En este sentido amplio, la entropía se podría interpretar como la fuerza invisible que desordena todo aquello que existe. Para mí, es pura confusión porque me atrevo a decir que no todo es caos en el universo.
Recordemos que, aunque la energía tienda a disiparse, existe otra gran fuerza que hace que todo ese desorden poco a poco vaya tomando forma. Como cuando la energía en forma de calor se disipa del agua del mar a través de la evaporación. El propio medio terrestre hace que estas partículas de agua que se han evaporado de la superficie marítima se condensen formando cúmulos de aire menos ligeros y dando lugar a una mezcla de masas concentradas y diferenciadas: lo que conocemos como nubes. Si lo pensáis, los planetas son uniones de trozos de material cósmico que podrían estar flotando y colisionando. Sin embargo, están compactados en agrupaciones más o menos esféricas y colocados estratégicamente formando sistemas, a través de órbitas elípticas, parabólicas o hiperbólicas. ¡Siguen una forma, un orden!
En su intento por desordenar, el universo crea pequeñas parcelas ordenadas. Estructuras que contribuyen de una manera u otra a disipar toda la energía acumulada. La vida entonces es un instrumento meramente diseminador de energía. Entonces, ¿en qué quedamos?, ¿qué prefiere el universo, el caos o el orden?, ¿sabremos algún día el origen de la vida? Esa es la gran incógnita, la búsqueda infinita, tan infinita como el propio universo, tan infinita como el propio origen. Este artículo, tal vez caótico, tal vez demasiado ordenado, me gustaría finalizarlo así con esta frase de Darwin:
«Si admitimos una primera causa, la mente aún anhela saber de dónde vino aquélla y cómo se originó»
Al fin y al cabo, todo es cuestión de perspectiva. Ahora te toca admirar tu propio universo, analizarlo si te ves con ganas, da igual si es un completo desorden. Recuerda que siempre existirá esa belleza en lo caótico, desconocido e impredecible.
Deja una respuesta